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¿Lo que comes durante el embarazo influye en el desarrollo del cerebro de tu hijo?

  • Foto del escritor: INA
    INA
  • hace 3 horas
  • 3 Min. de lectura
¿Lo que comes durante el embarazo influye en el desarrollo del cerebro de tu hijo?

Elegir qué comer durante el embarazo no siempre es fácil: náuseas, antojos, cansancio, y un millón de consejos bienintencionados (pero no siempre fundamentados). Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de Copenhague y el Centro Danés de Asma Pediátrico nos da un motivo más que importante para prestar atención a la alimentación materna: el tipo de dieta que sigas podría estar relacionado con el riesgo de que tu hijo desarrolle TDAH o autismo.

¿Qué encontraron los investigadores?

Analizando datos de más de 60,000 parejas madre-hijo en Dinamarca y Estados Unidos, los investigadores descubrieron que una dieta tipo occidental, rica en grasas saturadas, azúcares y alimentos procesados, durante el embarazo se asoció con un 66% más de riesgo de TDAH y un 122% más de riesgo de autismo en los niños.

Lo más alarmante es que estos riesgos aumentaban incluso con pequeños desvíos hacia una dieta occidental. Es decir, no hacía falta seguir una dieta totalmente desequilibrada para que el riesgo se incrementara. Afortunadamente, también observaron que hacer pequeños cambios hacia una alimentación más saludable podría tener un impacto preventivo.

¿Cuándo importa más lo que comes?

El estudio encontró que el primer y segundo trimestre del embarazo son momentos especialmente sensibles para el desarrollo del cerebro fetal. Fue en estas etapas cuando se observaron las asociaciones más fuertes entre la dieta y los trastornos del neurodesarrollo.

Esto refuerza lo que otras investigaciones ya venían indicando: el sistema nervioso del bebé se empieza a formar muy temprano, y lo que sucede durante los primeros meses puede tener efectos duraderos.

¿Qué está pasando en el cuerpo?

Los investigadores no solo analizaron cuestionarios sobre lo que comían las madres. También estudiaron metabolitos en la sangre, es decir, pequeñas moléculas que reflejan cómo el cuerpo procesa los alimentos.

Identificaron 43 metabolitos relacionados con una dieta occidental, de los cuales 15 estaban particularmente vinculados con un mayor riesgo de TDAH. Muchos de estos compuestos están relacionados con procesos de inflamación y estrés oxidativo, ambos involucrados en el desarrollo cerebral temprano.

Entonces… ¿la genética no importa?

Sí, claro que importa. Tanto el TDAH como el autismo tienen una base genética importante. Pero el estudio ajustó estos factores y aún así encontró una fuerte asociación entre la dieta materna y los riesgos neurológicos.

Esto sugiere que, si bien la genética predispone, el entorno, incluida la alimentación durante el embarazo, también tiene un rol crucial.

¿Qué significa esto para las futuras mamás?

No se trata de seguir una dieta perfecta ni de entrar en pánico cada vez que comas algo con azúcar. Se trata de tomar conciencia de que lo que comes ahora podría ser una forma de cuidar el cerebro de tu hijo desde antes de que nazca.

La dieta occidental se caracteriza por tener poca fruta, verdura y pescado. Cambios tan simples como incluir más alimentos frescos, optar por cereales integrales, y consumir pescado un par de veces por semana, pueden marcar una diferencia.

¿Y si ya estoy embarazada y no he comido tan bien?

Nunca es tarde para mejorar. Como señala el estudio, incluso pequeños cambios pueden tener un efecto protector. Y si tienes dudas o preocupaciones, hablar con un nutricionista o tu obstetra puede ayudarte a diseñar una dieta adecuada y realista para tu estilo de vida.

La alimentación durante el embarazo es mucho más que un tema de calorías o peso. Es una oportunidad para sembrar salud neuropsicológica desde los primeros momentos de vida. Este estudio no pretende asustar, sino empoderar: saber que tenemos cierto control sobre factores tan importantes puede ser el primer paso hacia decisiones más informadas.

Fuente: Universidad de Copenhague, Nature Metabolism, Centro Danés de Asma Pediátrico (COPSAC), 2025.

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