La infancia es una época de descubrimientos, risas y, a veces, desafíos inesperados. Uno de estos desafíos que puede afectar el bienestar emocional de los niños es el trastorno de ansiedad por separación. Y aunque es común que los pequeños se sientan inseguros cuando están lejos de sus padres, el trastorno de ansiedad por separación lleva estos sentimientos a un nivel más profundo y persistente.
En el núcleo de la ansiedad por separación se encuentra una alteración en la actividad neuronal del cerebro de los pequeños en diferentes áreas vinculadas con el miedo, seguridad y la regulación emocional. Por ejemplo, la amígdala, una región clave para procesar las emociones, puede volverse hiperactiva, generando respuestas de miedo exageradas ante la amenaza de una separación.
Los síntomas más comunes de este trastorno son temores intensos y excesivos sobre posibles peligros y la resistencia persistente a separarse de los cuidadores, incluyendo cambios en el comportamiento, como la resistencia extrema a ir a la escuela o el llanto inconsolable al separarse de los padres. Por eso, resulta crucial para los padres estar atentos a estas señales, ya que el cerebro infantil es altamente maleable y las experiencias tempranas juegan un papel crítico en la prevención para que su formación y desarrollo no se vean afectados.
Hay que considerar que las consecuencias a largo plazo pueden incluir dificultades en la regulación emocional, problemas de atención y, en casos extremos, un mayor riesgo de trastornos de ansiedad en la edad adulta, ya que los niños que experimentan ansiedad por separación a menudo llevan consigo estas preocupaciones a medida que crecen.
Por eso, como padres, para ayudar a nuestros hijos a superar estos desafíos emocionales y abordar el trastorno de ansiedad por separación a tiempo, es vital crear entornos seguros y fomentar gradualmente la independencia y la comunicación abierta. Desde la perspectiva de la neurociencia, esto puede influir positivamente en la plasticidad cerebral de los niños, ayudándoles a desarrollar patrones de pensamiento más seguros y resilientes.
Abordar el trastorno de ansiedad por separación en niños es una tarea que requiere paciencia, empatía y conocimiento. Padres, cuidadores y profesionales de la salud tienen un papel vital en ayudar a los pequeños a crecer en un entorno emocionalmente saludable y resistente.
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