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¿Estoy realmente enfermo o es todo un engaño de mi mente?


La coyuntura actual ha llevado a distintas personas a sugestionarse respecto a su bienestar y posibles agentes que podrían afectarlo. No solamente la pandemia por la que atravesamos ha puesto sobre la mesa un tema como la hipocondría, sino que el desarrollo tecnológico y la cantidad de acceso a información sin filtros han potenciado esta situación.


La hipocondría no es un problema reciente, de hecho, lleva más de 300 años de identificada. Este trastorno mental se caracteriza por causar en quienes lo sufren un sentimiento continuo de angustia, pues la persona llega a creer que padece una enfermedad grave, exagerando o incluso imaginando sus síntomas.


Este trastorno es tal vez más común de lo que creemos, no es tan difícil reconocer frases en nuestro entorno como “podría morir en meses”, “estoy preparado para lo peor” ,o “algo tiene que estar mal conmigo”, precisamente estas podrían ser sinónimo de que alguien lo está padeciendo.


La hipocondría, aunque no responda a una dolencia física real, tiene la capacidad de afectar no solo a quien lo padece sino también a su entorno, causando problemas en las relaciones familiares, amicales o laborales. Asimismo, pese a su grave impacto socioemocional, es posible tratar este trastorno, para ello, se requiere que el propio paciente ponga en práctica distintos hábitos, por ejemplo, a través de la meditación y ejercicios de respiración que apacigüen su ansiedad y excesiva preocupación. De igual forma, se recomienda acudir a un psicólogo cognitivo, pues cuentan con técnicas especializadas en este problema. En caso que se requiera de atención mayor, las personas que sufren de hipocondría pueden ser derivadas con un psiquiatra quien podrá empezar con un tratamiento farmacológico que podría estar basado en ansiolíticos o antidepresivos según crea conveniente el profesional.


Este trastorno no implica solo la preocupación por padecer de una posible enfermedad, sino que se acompaña de otros signos como que la preocupación por su supuesta enfermedad se base en la interpretación errónea o tergiversada de los síntomas, la insistencia en buscar consejo profesional sobre la enfermedad pese a ya haber recibido atención médica, así como que los síntomas en cuestión se extiendan por más de seis meses sin presentar ninguna mejora.


Si crees que padeces de este trastorno, es importante que acudas con un profesional, recuerda que las enfermedades que te aquejan podrían ser solo un engaño de tu propia mente y que lo que realmente podría verse afectada no es tu salud sino, la relación con tu entorno.


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