Nos sucede con frecuencia que cuando tenemos un problema que nos preocupa en demasía pensamos en él constantemente, llegando a ocupar una parte importante de nuestro pensamiento deliberado, al punto de evitar que nos enfoquemos en otras cosas y alterando nuestros quehaceres cotidianos.
¿Quién en algún momento de su vida no ha tenido un problema - de salud, en su relación de pareja, en su negocio, en su trabajo - que convoque un pensamiento reverberante y encarcelador que genera una preocupación incoercible, inmanejable e insoportable que hasta quita el sueño?
En estos momentos llegamos a cuestionamos acerca de cuánto de esa preocupación es normal, ¿es una preocupación proporcional a la situación?, ¿va a aportar para solucionar el problema? Entonces, ¿cuándo estos pensamientos obsesivos pasan de ser normales a volverse patológicos?
Si usted tiene pensamientos que no quiere pensar, impulsos de hacer cosas que no quiere hacer, se le presentan imágenes en la mente que no quiere ver, con contenidos absurdos (Ej. “de repente soy homosexual”, “qué pasaría si mato a mi hijo”, “creo que me he contagiado de SIDA, etc.). Y si además de ello estas experiencias son persistentes, se “meten en su cabeza” sin que intermedie su voluntad y le causan ansiedad y malestar persistente que lo obligan a tener conductas absurdas para disminuir lo que siente (Ej. “lavarse las manos por horas”, “contar hasta cien para evitar que se accidente un familiar”, “abrir y cerrar la cerradura muchas veces para que no le roben”, etc.), podría encontrarse frente a un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).
El TOC es una enfermedad que tiene una prevalencia de 2.5% a nivel mundial y que se inicia usualmente en la adolescencia o la adultez temprana, aunque ocasionalmente podría presentarse en niños pequeños. Se presenta de manera gradual y es igual de frecuente en hombres que en mujeres.
Es importante señalar que muchas veces las personas que sufren de este trastorno no se lo cuentan a nadie, pues, ya que el contenido del pensamiento es un absurdo o ridículo, les causa vergüenza contarlo, por lo que solo cuando los síntomas son muy intensos, son los familiares quienes notan que algo está sucediendo; sobre todo cuando las conductas compulsivas son muy notorias. Por tanto, el paciente con TOC sufre profundamente y en soledad.
Por suerte existe un tratamiento usualmente eficaz para esta enfermedad, que puede lograr, incluso, revertir totalmente los síntomas. En este sentido, la combinación de tratamiento farmacológico y psicoterapéutico es la mejor opción.
Lo importante es saber que esta es una enfermedad y que no hay que avergonzarse de ella, pues cuanto antes se diagnostique, mejor pronóstico tendrá.
Por ello, resulta importante recordarles a los padres que una comunicación fluida y de confianza con sus hijos, creará el puente adecuado para que comuniquen este tipo de problemas.
Dr. Alberto Fernández Arana
Comments