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¿Por qué me fijo tanto en mis defectos?


Nadie es perfecto, y precisamente por esto es que todos somos bastantes conscientes de nuestros defectos, o, mejor dicho, de aquello que nosotros consideramos “defectuoso”. Durante muchos años se ha culpado a los medios de comunicación por inculcar una imagen idealizada de los cuerpos, tanto femeninos como masculinos. Esta visión de “el cuerpo ideal” repercute de manera negativa, principalmente en los adolescentes y adultos jóvenes quienes se encuentran en una etapa de sus vidas donde la apariencia cobra bastante relevancia. Pero lo cierto es que, durante esta etapa, no todos los jóvenes se ven afectados por estas imágenes de la misma manera. Esto se debe a que las causas que originan esta visión distorsionada del cuerpo se hallan en nuestro cerebro, y el trastorno asociado a esta enfermedad recibe el nombre de dimorfismo corporal.


El dismorfismo Corporal y sus implicancias en la salud mental


Hasta aquellos actores o modelos que consideramos el máximo en lo que estándares de belleza se refiere, pueden sufrir de dismorfismo corporal. Es más, estos personajes son más susceptibles a padecerlos debido a la relevancia que cobra la apariencia dentro de sus carreras. Y es que, por más que se piense que aquellas personas “se la llevan fácil” por ser bellas, lo cierto es que el simple hecho de padecer este trastorno les puede traer mucho sufrimiento. Pero ¿Cómo se origina el dimorfismo corporal?


Una investigación mediante visualización de escaneos cerebrales pone de manifiesto que el cerebro de estas personas es, en principio, estructuralmente normal, pero el problema es que funciona de modo anormal cuando procesa los detalles visuales. Los pacientes con dismorfismo corporal utilizan más a menudo su hemisferio cerebral izquierdo, la parte analítica, mejor preparada para procesar detalles complejos, incluso cuando procesan imágenes simples. Es por ello que las personas que padecen dismorfismo corporal tienden a obsesionarse con supuestos defectos o malformaciones de su cuerpo que en realidad no existen. El problema está en el hecho de que llevan esta obsesión al extremo en el que sienten la necesidad de operarse para verse normales, pues sienten que constantemente todas las personas se están enfocando en aquello que ellos perciben como “anormal”


El dismorfismo corporal afecta aproximadamente a un 2% de la población, tiende a circular dentro de algunas familias, y es especialmente común en personas con trastorno obsesivo compulsivo. El 30% de las personas con dismorfismo corporal sufren trastornos alimentarios, también vinculados a una percepción distorsionada de la imagen propia, como por ejemplo la anorexia. El tratamiento de estos trastornos es fundamentalmente Psicoterapéutico y la medicación constituye un soporte cuando se acompañan de comorbilidad (ansiedad, depresión, etc.) o está en peligro inminente la salud del paciente. Por ello, si crees sufrir de dismorfia corporal o de algún trastorno alimenticio, no dudes en contactarnos.

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