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¿Por qué las cosquillas pueden ayudarnos a conectar?

  • Foto del escritor: INA
    INA
  • 19 sept
  • 2 Min. de lectura
¿Por qué las cosquillas pueden ayudarnos a conectar?

¿Una caricia o una cosquilla pueden crear un vínculo emocional real? La ciencia dice que sí, y no solo entre humanos. Un nuevo estudio demuestra que el tacto agradable activa la oxitocina, la llamada “hormona del amor”, fortaleciendo los vínculos sociales entre especies, como el que puede formarse entre una persona y una rata.

El juego, la ternura y la química del apego

Investigadores de la Universidad de Okayama observaron que cuando las ratas reciben cosquillas humanas repetidas, desarrollan una afinidad real hacia quienes las tocan. Lo expresan a través de sonidos ultrasónicos (vocalizaciones de 50 kHz) que indican placer y, con el tiempo, empiezan a preferir pasar más tiempo con las personas que las acarician.

Este comportamiento no es casual. El estudio demostró que las cosquillas aumentan la actividad de los receptores de oxitocina en el hipotálamo, una región clave del cerebro para el apego y la regulación emocional.

Tocar también es terapia

Cuando los investigadores bloquearon la señalización de oxitocina, las ratas dejaron de mostrar preferencia por el contacto humano, confirmando el papel esencial de esta sustancia en la formación del vínculo afectivo. Este hallazgo sugiere que el contacto físico positivo puede tener efectos terapéuticos, sobre todo en personas con dificultades en la interacción social.

La oxitocina no sólo se libera al abrazar o acariciar, también actúa como un puente neuroquímico entre especies. En este estudio, bastaron diez días de interacción basada en cosquillas para cambiar la respuesta emocional de las ratas hacia los humanos.

Más allá del experimento: ¿qué nos dice esto sobre el vínculo humano-animal?

El equipo liderado por la Dra. Himeka Hayashi quería responder una pregunta profunda: ¿la conexión que sentimos con nuestras mascotas es real o una ilusión emocional?

Los resultados indican que sí hay una base biológica real para ese vínculo. La activación de la oxitocina en regiones específicas del cerebro explica por qué el contacto con un animal puede generar bienestar, reducir la ansiedad y reforzar la conexión emocional.

Aplicaciones clínicas y emocionales

Este estudio no solo explica por qué las ratas disfrutan el juego o las caricias, sino que abre la puerta a nuevas estrategias terapéuticas basadas en el contacto físico, como las terapias asistidas con animales.

El descubrimiento tiene un potencial inmenso en contextos como el autismo, los trastornos de ansiedad o la depresión, donde la conexión emocional y la interacción social se ven afectadas. Entender cómo se activa la oxitocina mediante el contacto podría ayudar a diseñar intervenciones más efectivas y humanas.


Yuichi Iida. La oxitocina facilita el juego inducido por el contacto humano en ratas.

Universidad de Okayama. Current Biology, 22 de julio de 2025


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