En la actualidad, el uso del celular y otros dispositivos electrónicos se ha convertido en una práctica cotidiana, tanto así que llegamos a sentir ansiedad cuando nos damos cuenta que hemos dejado el celular en casa o cuando pensamos que lo hemos perdido. Esto nos lleva, por ejemplo, a comprar una nueva tablet lo antes posible cuando se malogra o a invertir fuertes sumas de dinero en adquirir el último celular del mercado. Ante esta realidad, nos hemos olvidado de tener algunas consideraciones cuando lo utilizan los menores de edad, especialmente porque cada vez más niños y adolescentes cuentan con sus propios teléfonos celulares o tablets, empezando a usarlos incluso antes del año de edad.
Sin embargo, no podemos negar que el manejo de la tecnología es una habilidad invaluable en estos tiempos y, por supuesto, es mejor aprenderla cuanto antes. Además, los dispositivos electrónicos son herramientas muy útiles que nos permiten mantenernos actualizados con las noticias, tener mejores herramientas de trabajo y distraernos en momentos de ocio. Asimismo, nos ofrecen contenidos y formas de estimulación diferente, que pueden ayudar a desarrollar y vivificar habilidades como el manejo mental del espacio, la velocidad en que procesamos la información en nuestra mente, entre otras. No obstante, también existen algunas desventajas del uso de esta tecnología, que veremos más adelante. Pero antes, es importante considerar las necesidades de los niños y adolescentes, según su etapa de vida, para poder comprender los contras del uso de dispositivos electrónicos.

La niñez es una etapa de crecimiento acelerado en la que las personas necesitamos de muchos tipos de estimulación. En la primera fase de esta etapa, la infancia, el apego es un factor fundamental para que el desarrollo transcurra con normalidad y precisamente el apego seguro se logra a través del vínculo sano: tener tiempo de calidad junto a los padres, permitir al infante explorar un entorno seguro, darle una estructura (horarios y reglas), etc. Más adelante, ya en la niñez, necesitamos de espacios de socialización en los que no siempre nuestras demandas puedan ser atendidas con prontitud, en los que descubramos que hay personas que piensan y sienten diferente y en los que podamos aprender habilidades básicas para la vida. Tiempo después, en las diferentes fases de la adolescencia, la socialización empieza a cobrar una mayor importancia y se convierte en fuente de alimento para la construcción de nuestra identidad.
En suma, la interacción con otras personas es muy importante en todas las etapas de nuestra vida: primero con los padres o cuidadores, luego con compañeros y profesores, más adelante con amigos, y así sucesivamente. Este es el punto principal a considerar cuando hablamos del uso de los dispositivos electrónicos, pues si bien la tecnología nos puede abrir posibilidades de vínculo con las personas que están lejos, más bien nos aleja de los que están cerca, lo cual resulta en una desventaja, ya que nos quita la posibilidad de vincularnos personalmente. Esto trae como consecuencia dificultades para aprender habilidades necesarias para socializar, lo que puede llevar al aislamiento y perjudicar nuestro desarrollo.

Otro punto importante a considerar es el contenido: la desventaja es que muchas veces no podemos o no sabemos cómo controlar lo que los niños y adolescentes ven en internet. Esto deviene en que ellos encuentran información que no es adecuada para su edad, que no es cierta o que no es productiva; incluso terminan depositando su confianza en lo que dicen los YouTubers famosos e imitando conductas poco saludables. Y sumado a esto, los padres tenemos poco contacto personal con ellos, perdiendo la posibilidad de ayudarlos a cuestionar y contrastar la información que reciben de las redes.
Entonces, ¿qué podemos hacer ante esta situación?
Decidir qué tipo de tecnología es la tendrán nuestros niños y adolescentes y qué contenidos permitiremos ver (para mayor información revisar: www.commonsensemedia.org).
Probar primero un juego o una aplicación, jugarlo con ellos y luego preguntarles sobre ello para ver qué están aprendiendo.
Observar y evaluar qué recursos estamos utilizando para enseñarles a calmarse.
Discutir cómo los medios pueden apoyar o desplazar interacciones y juegos importantes entre nosotros y nuestros hijos.
Revisar recursos digitales proporcionados por organizaciones especializadas en el aprendizaje de la primera infancia, como Resources for Early Learning (www.resourcesforearlylearning.org) o Zero to Three (www.zerotothree.org) que nos pueden proporcionar ideas para otras actividades apropiadas que podamos realizar con nuestros hijos, además de mostrarnos estrategias alternativas para enseñar a los niños a autorregularse cuando están angustiados o aburridos.
En resumen, podemos darnos cuenta de que el uso de la tecnología y de los dispositivos electrónicos puede tener consecuencias positivas o negativas, dependiendo de cómo los utilicemos y les permitamos a los niños y adolescentes hacerlo. Así mismo, debemos tener siempre presente que es de vital importancia preservar la calidad de las interacciones familiares y sociales, ya sea a través del "tiempo desconectado" o una hora familiar designada, que permita establecer hábitos saludables en los medios de comunicación desde la infancia.
Lic. Edgardo Llerena Henzler
Referencias:
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