El abuso verbal en la infancia y cómo afecta el cerebro en desarrollo
- INA
- hace 17 minutos
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¿Alguna vez alguien te dijo que “las palabras se las lleva el viento”? La ciencia demuestra lo contrario: las palabras pueden dejar cicatrices invisibles que marcan para siempre.
El abuso verbal en la infancia no deja moretones ni heridas visibles, pero su impacto en el cerebro es profundo. Crecer escuchando insultos, humillaciones o amenazas no solo hiere el corazón de un niño, también cambia la forma en que su mente se desarrolla.
Pongámonos en su lugar. Imagina a un niño que escucha una y otra vez frases como “no sirves para nada”. Su sistema de amenaza, diseñado para protegerlo del peligro, comienza a funcionar como una alarma encendida las 24 horas. De pronto, una simple broma o una mirada neutral pueden sentirse como ataques. Y lo más doloroso: su sistema de recompensa, ese que se enciende con un elogio o una caricia, se apaga poco a poco. Así, confiar, disfrutar de lo positivo o sentirse valioso se convierte en un reto enorme.
Seamos claros, no hablamos de ese momento en que un padre o una madre, agotados, pierden la paciencia y dicen algo hiriente. Lo que daña es la repetición constante. Cuando las palabras duras se convierten en la banda sonora de la infancia, moldean la manera en que el niño se percibe a sí mismo y al mundo que lo rodea.
La evidencia es contindente y alarmante. Un estudio realizado en 2023 con más de 20,500 adultos en el Reino Unido reveló que uno de cada cinco había sufrido abuso verbal en su niñez. Las consecuencias aparecen luego: mayor riesgo de ansiedad, depresión, intentos de suicidio y relaciones marcadas por la desconfianza.
El neurocientífico Eamon McCrory, de la University College London (UCL), ha demostrado que estas experiencias dejan cicatrices emocionales en el cerebro que persisten hasta la adultez. Cicatrices invisibles, pero tan reales como cualquier herida física.
Por lo tanto, así como las palabras de desprecio destruyen, las de cuidado construyen. Un “confío en ti” o un “estoy orgulloso de ti” tienen el poder de encender autoestima, seguridad y esperanza. Entonces, la pregunta es inevitable: ¿qué clase de entornos queremos crear para los niños de hoy?
La ciencia nos da una respuesta sencilla y poderosa, hablar con respeto, poner límites desde la empatía y dar retroalimentación que edifique. El abuso verbal no es parte inevitable de la crianza, es prevenible. Y elegir conscientemente las palabras puede cambiar no solo una infancia, sino toda una vida.
Fuente científica
McCrory, E. (2025). El abuso verbal en la infancia reconfigura el cerebro en desarrollo. The Conversation. University College London (UCL).