La memoria todo el tiempo está almacenando información, pero, el cerebro tiene mecanismos que impiden que esta se sobrecargue, por eso es más lo que olvidamos que lo que recordamos, aunque no nos demos cuenta. Sin embargo, los recuerdos negativos no se olvidan con facilidad, ¿sabes por qué sucede esto?
En primer lugar, el cerebro tiende a asociar cada experiencia con un sentimiento, estos sentimientos permiten que las regiones implicadas en la formación de las memorias, como el hipocampo y la corteza cerebral, se activen y almacenen la experiencia como un recuerdo. Por lo tanto, las emociones sirven para que la memoria solo registre lo importante.
En el caso de las experiencias negativas, estas están fuertemente asociadas a emociones, es por eso que el cerebro las guarda con mayor facilidad. Además, el cerebro tiende a calificar los recuerdos según su utilidad, y en el caso de los recuerdos que están vinculados a fuertes emociones, como los negativos, los califica como recuerdos útiles para la supervivencia. Gracias a este mecanismo de calificación nos es más fácil recordar las experiencias negativas.
Sin embargo, cuando vivimos experiencias traumáticas, este mecanismo del cerebro nos puede ocasionar un trastorno de estrés postraumático, ya que el cerebro revive la experiencia una y otra vez. Y en otros casos, este mecanismo puede ocultar los recuerdos traumáticos sin que lo sepamos, lo cual se convierte en un peligro porque los recuerdos tienden a reaparecer de imprevisto y si no se tienen las herramientas necesarias para afrontarlo, puede causar una mayor crisis.
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